Diré que te ví salir aérea
del vapor del té
pero no quiero.
Diré que te escondías
como un niño entre la gente
o simplemente que pasas
caminando sin mirarme,
pero no quiero.
Diré algún día que ese
acto litúrgico
de partir la marraqueta crujiente
es una hazaña que comparto
contigo sin culpa,
pero no quiero.
No quiero que te metas tan adentro de los cauces
tan cotidiana que te vuelvas permanente
y mi cuerpo se acostumbre
a tu presencia ausente
de las cosas.
Prefiero que nos tomes por asalto,
hiriéndonos, si es posible,
porque en tu muerte
es más riesgoso el silencio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario