Anoche soñé con la misma muerte,
otra vez
y tú detrás sonreías al ver las gotas de sangre
que caían en un suelo blanco
que hacía ver el rojo tan rojo...
Me acariciabas los muslos y te pegabas a mi cuerpo, tenso
atenta a perder tus ganas.
Mis piernas se abrían para dar paso a la sangre de la que tú te alegrabas tanto,
asesinando
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