lunes, 1 de noviembre de 2010

Y cuando caiga el sol
se acercará a mis pasos
la noche estrellada
guiándome con su luz,
color pálido de luna
en un intertanto
que hay en cada movimiento
en mis pies cansados.

Se oirá un murmullo
de mariposas nocturnas
y el aleteo lejano de algún abrazo
mientras las voces del río
te cuentan cuál es mi camino.

Buscaré el sol en cada amanecer
con la mirada fija en el rocío
húmedo de tus mañanas blancas
y el cuerpo de tu ausencia
ahora tan lejana.

Gritaré al cielo mil veces
que aún tengo la esperanza
de, algún día, poderte odiar.

Y mientras tanto, agonizo
recostado entre las hojas
caídas en este otoño ahora lejano
con esta lluvia en mi mordida
y el pelo en mis ojos,
hablando con el viento
para pedir un deseo:
"volver el tiempo atrás",
hasta aquella vereda en Grecia
"donde todo llegó a su peak
... y empezó a declinar"

Te extraño, mujer. Te extraño,
y me he prohibido decir tu nombre
en este bosque verde
que desde que tú no estás
se seca.

Te extraño. De veras te extraño
y haces tanta falta aquí,
en este corazón salvaje; rebelde
que nadie más pudo enamorar.

Mientras tanto tú no llegas
buscaré el sol cada mañana
con la esperanza de sentir
de nuevo su calor,
y ser capaz de decir
que al fin te dejé de amar,
(mientras) por el momento
estoy muerto.

"No hay conocimiento cierto
de mi paso.
He caminado bajo los bosques
en las oscuridad..."

lunes, 19 de abril de 2010

Es preciso salir de este lugar para romper este vicio tembloroso que transforma los recuerdos, ya no vienen tan presurosos como antes.
¿Qué me estanca? Ayer comenzó el otoño, ¿será eso? Pronto ya será mayo y en julio tendré mucho frío si no cambio mi capa rota por una nueva y cuánta huevá más, como The Doors o los Pink Floyd mezclados con los Congreso, Victor Jara, Sui Generis o Silvio Rodríguez.

Mi vida disparada quiero terminar, y poder ser como Álvaro, de los Miranda, o Gelo, de los González: ojos verde esmeralda, verde marinos; ojos verde mar. Tu pelo café ¿dónde está? tus manos blancas, no las tengo...
tu voz de llanto, ya no la oigo

jueves, 8 de abril de 2010

rojo sueño rojo

Anoche soñé con la misma muerte,
otra vez
y tú detrás sonreías al ver las gotas de sangre
que caían en un suelo blanco
que hacía ver el rojo tan rojo...

Me acariciabas los muslos y te pegabas a mi cuerpo, tenso
atenta a perder tus ganas.
Mis piernas se abrían para dar paso a la sangre de la que tú te alegrabas tanto,
asesinando

martes, 6 de abril de 2010

Diré que te ví salir aérea
del vapor del té
pero no quiero.

Diré que te escondías
como un niño entre la gente
o simplemente que pasas
caminando sin mirarme,
pero no quiero.

Diré algún día que ese
acto litúrgico
de partir la marraqueta crujiente
es una hazaña que comparto
contigo sin culpa,
pero no quiero.

No quiero que te metas tan adentro de los cauces
tan cotidiana que te vuelvas permanente
y mi cuerpo se acostumbre
a tu presencia ausente
de las cosas.

Prefiero que nos tomes por asalto,
hiriéndonos, si es posible,
porque en tu muerte
es más riesgoso el silencio.

domingo, 4 de abril de 2010

has llegado sola hasta la cárcel
donde sin-tigo la esperanza muere
has venido acudiendo a prisa
al llamado desesperado del animal, del niño ausente,

desde tiempos remotos no sentía
aquel cosquilleo