Y cuando caiga el sol
se acercará a mis pasos
la noche estrellada
guiándome con su luz,
color pálido de luna
en un intertanto
que hay en cada movimiento
en mis pies cansados.
Se oirá un murmullo
de mariposas nocturnas
y el aleteo lejano de algún abrazo
mientras las voces del río
te cuentan cuál es mi camino.
Buscaré el sol en cada amanecer
con la mirada fija en el rocío
húmedo de tus mañanas blancas
y el cuerpo de tu ausencia
ahora tan lejana.
Gritaré al cielo mil veces
que aún tengo la esperanza
de, algún día, poderte odiar.
Y mientras tanto, agonizo
recostado entre las hojas
caídas en este otoño ahora lejano
con esta lluvia en mi mordida
y el pelo en mis ojos,
hablando con el viento
para pedir un deseo:
"volver el tiempo atrás",
hasta aquella vereda en Grecia
"donde todo llegó a su peak
... y empezó a declinar"
Te extraño, mujer. Te extraño,
y me he prohibido decir tu nombre
en este bosque verde
que desde que tú no estás
se seca.
Te extraño. De veras te extraño
y haces tanta falta aquí,
en este corazón salvaje; rebelde
que nadie más pudo enamorar.
Mientras tanto tú no llegas
buscaré el sol cada mañana
con la esperanza de sentir
de nuevo su calor,
y ser capaz de decir
que al fin te dejé de amar,
(mientras) por el momento
estoy muerto.
"No hay conocimiento cierto
de mi paso.
He caminado bajo los bosques
en las oscuridad..."
lunes, 1 de noviembre de 2010
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